
El Principito
Antoine de Saint-Exupéry
Autoconclusivo - 98 páginas
Autoconclusivo - 98 páginas
El Principito habita un pequeñísimo asteroide, que comparte con una flor caprichosa y tres volcanes. Pero tiene “problemas” con la flor y empieza a experimentar la soledad. Hasta que decide abandonar el planeta en busca de un amigo. Buscando esa amistad recorre varios planetas, habitados sucesivamente por un rey, un vanidoso, un borracho, un hombre de negocios, un farolero, un geógrafo… El concepto de “seriedad” que tienen estas “personas mayores” le deja perplejo y confuso. Prosiguiendo su búsqueda llega al planeta Tierra, pero, en su enorme extensión y vaciedad, siente más que nunca la soledad...
Opinión personal

La historia tiene un inicio sencillo, siendo narrada por un niño que después se convertiría en piloto y que terminaría teniendo un accidente que lo dejaría por días varado en medio del desierto con la única ayuda de un peculiar hombrecito que dice venir de otro planeta.

Y ese final... Tenía que ser en un desierto, ¿¡PORQUÉ EN UN DESIERTO!? :( Todas las historias que me terminan llegando más y siempre son las más tristes que he leído ocurren en un desierto, voy a quedar traumada con eso de por vida (si no es que ya lo estoy).
A este libro lo ponen como un libro indispensable, para redescubrirse y leer en la infancia y releer siempre encontrando significados diferentes, que es un libro que te enseña a vivir y shalala, pero creo que eso es mucho ruido innecesario. Si, el libro es bueno; si, puede que llegue a ser indispensable, pero igual pienso que toda esa publicidad extra que algunos lectores obsesionados le dan le puede llegar a hacer más daño que bien.
El Principito es una lectura sencilla pero substanciosa, muy entretenida y con frases y momentos hermosos. Habla del amor, la amistad, el crecer y madurar... todo sin ser abrumante ni aburrido en ningún momento. Sin duda lo recomiendo, para cualquiera.
Puntuación
3.5 de 5 tazas de café
Fue el tercero de los cinco hijos de una familia de la aristocracia su padre tenía el título de vizconde, vivió una infancia feliz en las propiedades familiares, aunque perdió a su progenitor a la edad de cuatro años. Estuvo muy unido a su madre, cuya sensibilidad y cultura lo marcaron profundamente, y con la que mantuvo una cuantiosa correspondencia durante toda su vida.
Mientras volaba también escribía. En el año 1926 marcó un giro decisivo en su vida, con la publicación de la novela breve El aviador, en Le Navire dargent de J. Prévost, y con un contrato como piloto de línea para una sociedad de aviación. A partir de entonces, a cada escala del piloto correspondió una etapa de su producción literaria, alimentada con la experiencia. Mientras se desempeñaba como jefe de estación aérea en el Sahara español, escribió su primera novela, Correo del Sur (1928).
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